viernes, 4 de junio de 2010

En el recuerdo...


No sé si es el momento oportuno y yo la persona adecuada, mas, sin afán de notoriedad y puesto que me lo pidió Araceli, que es alguien a quien no quisiera negar nunca lo que en mi mano esté, convengo en escribir estas líneas con el único afán de que sirvan para acrecentar el conocimiento y la comprensión de quienes se sientan interesados sobre la existencia de la Hermandad:

Desde pequeño, ya me rondaba la idea de fundar una cofradía de Semana Santa.
Un día (febrero/marzo de 1985) supe, mediante Domingo Fernández de Mera Pardo, que en las cámaras del convento de las Dominicas, existente en aquel tiempo en la calle del Cristo, había sido localizado un crucifijo de talla; enseguida pensé en pedir permiso al Párroco D. Deogracias Sobrino para fundar una hermandad, proyectando salir la noche del Martes Santo con la imagen hallada, haciendo un Vía Crucis; sería lo más parecido a una procesión del silencio. Como no había que invertir en la figura titular, supuse que podríamos adquirir una imagen de la Virgen de la Soledad, con la que procesionaríamos el Sábado Santo por la tarde, aportándole, así, dos días más a la Semana Grande de nuestro pueblo. Me apoyaba Francisco Moreno Rodríguez, al cual confié mi plan. Pero nos llevamos una gran sorpresa, cuando vimos pasar al “Cristo de los Jóvenes” en la procesión del Santo Entierro, llevado a hombros por los portadores de La Flagelación.
Yo caí en el desánimo, pero Paco me impulsó a seguir adelante con la idea, aunque se tuviera que llevar a cabo con otros pasos, por lo cual, a él es, seguramente, a quien se debe la presencia de la Cofradía.
Expusimos este proyecto a nuestros amigos más allegados y, poco a poco, conseguimos asociar un número de personas con las que alcanzar nuestro objetivo.
Tras elegir La Oración en el Huerto de entre varias imágenes y grupos escultóricos, instituimos esta asociación religiosa el día 9 de junio de 1985, nombrando en el Acta de Constitución, como socios fundadores, a los primeros 148 hermanos.
Es evidente que todo el transcurso de la Hermandad a lo largo de sus 25 años de vida, dista mucho de la idea primitiva (todo ha sido diferente a lo pensado), sin que eso signifique depreciación de lo actual.
Al principio, los motivos de la fundación eran, más bien, superfluos, ya que sólo nos preocupaba el aportar algo a la Semana Santa en su sentido más “folclórico”; pero después buscamos algo más profundo, más espiritual, un porqué más fundamental y pretendimos fomentar la oración, sobretodo en los jóvenes, aunque no encontramos el apoyo necesario.
Sin apenas ser consciente de ello, ha pasado, inexorable, el tiempo; me parece mentira, un cuarto de siglo… Sin embargo, ahí sigue nuestra ilusión hecha realidad, con sus contrariedades, sus problemas e inconvenientes, pero también con sus compensaciones y con la esperanza de un futuro prospero en todos los ámbitos referentes a esta Cofradía, a la que deseo de todo corazón un buen porvenir.

Si alguien siente interés, que sepáis que estoy dispuesto a atender las interrogantes que puedan surgir, sin otra voluntad que la de aportar el conocimiento que esté a mi alcance, sobre el tema que nos ocupa.

Un abrazo a todos.

Rafa